Los antioxidantes son sustancias que protegen al organismo de los daños causados por los radicales libres, que son moléculas inestables que se generan por el metabolismo celular o por factores externos como la contaminación, el tabaco o la radiación. Algunos ejemplos de antioxidantes son la vitamina C, la vitamina E, el betacaroteno, el selenio y el zinc.
Los antioxidantes se encuentran de forma natural en muchos alimentos, especialmente en las frutas y verduras de colores vivos. También se pueden consumir en forma de suplementos dietéticos, pero su uso no está exento de riesgos, sobre todo si se toman en dosis elevadas o sin supervisión médica.
Uno de los riesgos potenciales de los antioxidantes es que pueden favorecer el crecimiento y la propagación de algunos tipos de cáncer, como el de pulmón. Esto se debe a que los antioxidantes pueden alterar el equilibrio entre los niveles de oxígeno y los radicales libres en las células tumorales, lo que puede tener efectos contraproducentes.
Un estudio reciente del Instituto Karolinska, de Suecia, ha demostrado que los antioxidantes como la vitamina C y E estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos en los tumores de cáncer de pulmón. Estos vasos sanguíneos nutren a los tumores y les permiten crecer y extenderse a otras partes del cuerpo (metástasis).
El mecanismo por el que los antioxidantes inducen la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos) en los tumores es complejo y aún no se conoce del todo. Sin embargo, los investigadores han identificado una proteína clave llamada BACH1, que se activa cuando los niveles de radicales libres disminuyen por la acción de los antioxidantes. BACH1 regula la expresión de varios genes relacionados con la angiogénesis y colabora con otra proteína llamada HIF-1alfa, que se activa cuando los niveles de oxígeno disminuyen (hipoxia).
Los resultados del estudio sugieren que los tumores pueden formar nuevos vasos sanguíneos tanto en condiciones de hipoxia como en condiciones normales de oxígeno, dependiendo del nivel de radicales libres. Esto implica que los tumores tienen una gran capacidad de adaptación al entorno y que pueden aprovecharse de los antioxidantes para sobrevivir y progresar.
El estudio también plantea interrogantes sobre la eficacia de los tratamientos contra el cáncer basados en inhibir la angiogénesis, ya que estos podrían ser contrarrestados por los antioxidantes. Por ello, se recomienda precaución a la hora de consumir suplementos dietéticos que contengan antioxidantes, especialmente si se padece o se tiene un riesgo elevado de cáncer de pulmón.