La graviola es una fruta que tiene propiedades desintoxicantes, es decir, que ayuda a eliminar las sustancias nocivas que se acumulan en el organismo por diferentes motivos, como la alimentación, el estrés, la contaminación o el tabaco.
La graviola actúa sobre el organismo de dos formas principales: como diurético y como depurativo.
Como diurético, la graviola aumenta la producción y eliminación de orina, lo que permite eliminar el exceso de líquidos y sales minerales del cuerpo. Esto favorece el funcionamiento de los riñones y la vejiga, que son los órganos encargados de filtrar y expulsar las toxinas que se encuentran en la sangre. Además, al reducir la retención de líquidos, la graviola también ayuda a disminuir la presión arterial y a prevenir la formación de cálculos renales.
Como depurativo, la graviola estimula la producción de bilis y enzimas digestivas, lo que facilita la digestión y la eliminación de grasas y toxinas del hígado y el intestino. La bilis es un líquido que se produce en el hígado y se almacena en la vesícula biliar, y que tiene la función de emulsionar las grasas para que puedan ser absorbidas por el intestino. Las enzimas digestivas son sustancias que se producen en el páncreas y que se encargan de descomponer los alimentos en nutrientes más simples. Al mejorar el proceso digestivo, la graviola también ayuda a prevenir el estreñimiento, la inflamación abdominal, las úlceras y las infecciones intestinales.
Por lo tanto, la graviola funciona desintoxicando el organismo al mejorar el funcionamiento de los órganos excretores y digestivos, lo que permite eliminar las sustancias nocivas que se acumulan en el cuerpo. Esto tiene beneficios para la salud, como mejorar el sistema inmunológico, prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y aumentar el bienestar general.