Comer rápido es un hábito muy extendido en la sociedad actual, donde el ritmo de vida es acelerado y el tiempo para la alimentación es escaso.
Sin embargo, esta práctica puede tener consecuencias negativas para la salud, tanto física como mental. En este artículo te explicamos cuáles son los problemas de comer rápido y cómo puedes cambiar este hábito para mejorar tu bienestar.
¿Qué problemas causa comer rápido?
Comer rápido puede provocar una serie de problemas que afectan a diferentes sistemas y órganos del cuerpo. Algunos de los más comunes son:
- Aumento de peso: al comer rápido no damos tiempo al cerebro para que reciba las señales de saciedad que envía el estómago, lo que hace que comamos más de lo que necesitamos y consumamos más calorías de las que gastamos. Esto puede provocar un exceso de grasa corporal, que se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
- Problemas digestivos: al no masticar bien los alimentos, estos llegan al estómago en trozos más grandes, lo que dificulta la digestión y hace que el estómago tenga que trabajar más. Esto puede causar indigestión, acidez, reflujo, hinchazón, gases, dolor y malestar abdominal.
- Problemas respiratorios: al comer rápido podemos tragar aire junto con la comida, lo que aumenta la presión en el abdomen y puede comprimir el diafragma, el músculo que separa el tórax del abdomen y que ayuda a la respiración. Esto puede dificultar la entrada y salida de aire de los pulmones, causando falta de oxígeno, sensación de ahogo y fatiga.
- Problemas psicológicos: comer rápido puede ser un síntoma o una causa de estrés, ansiedad o depresión. Estos trastornos pueden alterar el apetito y la relación con la comida, haciendo que se coma más o menos de lo necesario, o que se recurra a alimentos poco saludables como forma de compensación emocional. Además, comer rápido impide disfrutar del sabor, el aroma y la textura de los alimentos, lo que reduce el placer y la satisfacción que proporciona la alimentación.
¿Cómo comer más despacio?
Para evitar los problemas de comer rápido es importante cambiar este hábito por uno más saludable: comer despacio. Para lograrlo se pueden seguir algunos consejos como:
- Planificar las comidas: es conveniente dedicar un tiempo suficiente para cada comida, al menos 20 minutos, y evitar hacerlas con prisas o distracciones. Se recomienda establecer un horario fijo para las comidas y respetarlo.
- Masticar bien: se debe masticar cada bocado entre 20 y 30 veces, hasta que quede una pasta homogénea en la boca. Esto facilita la digestión y ayuda a sentirse saciado con menos cantidad de comida.
- Usar cubiertos pequeños: se puede usar una cuchara o un tenedor pequeño para tomar porciones más pequeñas de comida y así comer más lentamente.
- Beber agua: se puede beber un vaso de agua antes o durante la comida para hidratarse y llenar parte del estómago. Esto ayuda a reducir el apetito y a comer menos.
- Disfrutar de la comida: se debe prestar atención al sabor, el aroma y la textura de los alimentos, así como a las sensaciones que producen en el cuerpo. Esto aumenta el placer y la satisfacción que se obtiene al comer.
Comer rápido es un hábito perjudicial para la salud que puede causar problemas físicos y psicológicos. Para evitarlos es necesario comer despacio, masticando bien los alimentos y disfrutando de cada bocado. Así se mejora la digestión, se controla el peso y se aumenta el bienestar.